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Temporada 1911


JORGE NEWBERY, EL BENEFACTOR
Los éxitos económicos no aparecieron. En la reunión del 2 de febrero de 1911 se hizo constar que “es hecho presente por el capitán que es necesario comprar cámaras, por motivo de que las que tiene no están en condiciones”. En esta reunión también se determinó el envío de una carta al señor Jorge Newbery, piloto de un famoso globo aerostático con el nombre del club, solicitando autorización para utilizar oficialmente su “Huracán” como distintivo.
Fue José Laguna, un morochito simpático y conversador quien aceptó la misión de dialogar con una personalidad como Newbery. El moreno buscó compañía y tras unos mates, partió desde Pompeya hasta la calle Moldes del barrio de Belgrano. El Negro argumentó “íbamos a golpear pero estábamos con un julepe bárbaro”. Entre quintas señoriales y mansiones aristocráticas no se animaron a llamar y se fueron cantando bajito hasta la esquina. Pero volvieron, se armaron de coraje y tocaron de la manija de un lustroso llamador. La empleada que los atendió les preguntó qué querían, a lo que los muchachos respondieron que venían a ver al señor Jorge de parte de un club.
Pasó un rato. Laguna y el otro se pisaban las alpargatas de los nervios hasta que la empleada les dijo que pasaran. En la sala señorial, lujosa, apareció Newbery, quien los invitó a sentarse para preguntarles quiénes eran, de dónde venían y cuál era el motivo de su visita. El Negro, sin poner puntos ni comas, largó el rollo bajo la precisa atención del distinguido personaje, que honrado por la visita les entregó cien pesos antes de despedirlos.
Jorge Newbery, que por aquel tiempo era presidente del Aero Club Argentino, contestó oficialmente tras el contacto con una nota donde agradeció la designación y autorizó a utilizar la silueta de su aeróstato como distintivo. El texto expresaba “Señor Presidente del Club Atlético Huracán don José Laguna, presente. Muy señor mío, he tenido el agrado de recibir su muy atenta nota con fecha 3 del actual en la que se sirve comunicarme que he sido nombrado delegado honorario de ese Centro. Al agradecerle la distinción de que soy objeto y al dar contestación a su expresiva y atenta carta, en la cual me solicitan mi conformidad para que vuestro Club pueda usar el distintivo del globo Huracán, doy mi más completa conformidad, esperando que el team que lo lleve sobre el pecho, le sabrá hacer los honores correspondientes al esférico que en un solo vuelo cruzó sobre tres repúblicas”.
El 17 de mayo de 1911, la Comisión Directiva designó socio honorario a Jorge Newbery, a quien más tarde nombraría presidente de honor.
La situación económica no era buena aunque Newbery ayudó de todas las formas. Como el potrero que poseían no reunía las condiciones necesarias, se gestionó un cambio de cancha.
Tras arduas luchas y con la influencia del aviador en la municipalidad, consiguieron un terreno en la calle Almafuerte, donde se construiría más tarde el Patronato de la Infancia. Mientras Newbery se encargó de conseguir la afiliación a la Asociación Argentina de Fútbol, los socios realizaron donaciones para arreglar la cancha, de la que se tomó posesión el 24 de agosto de 1911. Cuando los adeptos observaron el campo de juego se dieron cuenta de que no estaba en condiciones, y cuando se dispusieron a construir la casilla reglamentaria, observaron que no poseían ni la cuarta parte del dinero necesario para invertir en materiales.
La solución llegó tras un arreglo con un importante caudillo político del barrio, que pretendía cambiar votos por instalaciones indispensables.
Sucede que en cierta ocasión, un político conservador apellidado Cantón, enterado de las dificultades y en víspera de elecciones, ofreció dinero para adquirir la madera de la casilla y de las tribunas a cambio de doscientas libretas de enrolamiento. Huracán contaba sólo con ochenta socios, pero recurriendo a amigos y familiares se pudieron juntar los doscientos votos cantados.
Una vez superado el problema presupuestario, un edicto de los directivos decretó en octubre que “se resuelve que los mismos socios arreglen la cancha por carecer de fondos el club, pero en conocimiento de que la Municipalidad arregla las canchas, se averiguará”. Se averiguó, pero el trabajo lo realizaron los socios. Mientras los huracanenses pusieron en condiciones la cancha, Newbery gestionó el ingreso a la Asociación.

EL MERCADO DE PASES
Si bien no había valores en los traspasos, Huracán deja de contar con Leroy, Villar y Brandado. Agustín Alberti pasó a jugar a Comercio y José Laguna a Nacional de Floresta. Los que aparecen en el equipo son Domingo Alberti, A. Benítez, A. Casati, Félix Florio, Enrique Giménez, Moncovil y A. Rodríguez. Estos se agregan a los dos equipos de Huracán que participan en el torneo de la Liga 43, de Segunda categoría.


 
Acta redactada en las asambleas del 24 y 27 de Enero de 1911

EL PRIMER CULEBRÓN
En aquella época no era muy optimista la situación del club. El alejamiento de socios y la diferencia de opinión hicieron que una fracción de Huracán se aleje e intente unirse con otro equipo del barrio, el General San Martín. Se llamó entonces a asamblea, estableciéndose en ella la aceptación del cambio de nombre y la concurrencia al domingo siguiente a la cancha del Club Villa Lugano para seleccionar jugadores. Ese día, y ante la presión de socios y futbolistas que se encontraban al margen de los acontecimientos se pudo suspender la fusión. A partir de entonces comenzó una nueva campaña por parte de los asociados para reorganizar definitivamente la institución y hacer nuevos adherentes. Por estos motivos, José Laguna fue despedido de su cargo presidencial y reemplazado durante un recambio polémico por la autoridad interina de José Balsamini, quien fue nombrado el 25 de mayo. Poco más de un mes después, el 28 de junio, asumiría definitivamente Juan Jacques. La Municipalidad cede un terreno en Parque Patricios.
Laguna intentará delegar todos los derechos del club a los poderosos socios del asilo, por lo que los viejos asociados (ex El Huracán), enterados del peligro de la existencia del club, expulsan a Laguna y toman control de la institución.

BUENOS VECINOS
Tras la iniciativa de Jorge Newbery se consigue la cesión de un nuevo campo de juego, ubicado este en el Parque Uriburu. El problema era la precariedad en que se encontraba y el gran esfuerzo monetario que demandaría para ponerlo en condiciones. Mientras los pibes recorrían las casas en busca de una contribución, un vecino observó que su mujer donó cinco pesos para la causa ¡Cinco pesos! Una cifra muy elevada. El hombre se enfureció con su esposa y antes de cerrar la puerta gritó a los pedigüeños que vayan a trabajar o a patear el cuero a otro lado. Cuando los pibes se habían alejado media cuadra, el rezongón que los había echado salió de su casa para pedir disculpas, demostrando que su mujer lo había convencido de colaborar para que el club tenga un lindo “field”. Extendió su mano y depositó veinte verdes en la palma de Agustín Alberti. Su nombre nadie lo recordó, pero el vecino convertido en fanático de Huracán, empezó a concurrir todas las jornadas a la cancha.

LA LIGA ANGLO-ARGENTINA
La Asociación Atlética Anglo-Argentine se fundó en 1907 y en su seno agrupó a varias entidades con el objeto de disputar campeonatos por trofeos. Tenía su sede en Brasil 619, de Buenos Aires. En 1908 se afilió a la Argentine Football Association pero luego dejó la Liga, aunque mantuvo la afiliación. Nada tenía que ver con la empresa de tranvías que un tiempo más tarde tuvo también un equipo afiliado. Huracán participó en Cuarta división con los equipos "A", "B" y "C", que se enfrentaron a Estrella de Oriente, Defensores del Monte, Glorias Argentinas y Victoria, entre otros. De esta manera, el Globito sumó un lauro más a su haber, ya que consiguió un subcampeonato.

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