Los jugadores que quedaron en el banco (I)

Poncini, en el centro del banco, eterno acompañante de Menotti como jugador y técnico.
Desde que los suplentes son lo que hoy conocemos como suplentes ha cambiad el ritmo del fútbol. Es decir, antes los suplentes jugaban cuando el titular no podía ingresar porque sino no quedaba otra que escucharlo por radio. Pero la situación cambió desde 1969.
Hasta ese año sólo podía, salvo excepciones, reemplazar al arquero lesionado. Pero desde 1968 comenzaron los reemplazos por futbolistas que estaban sentados y esperando para entrar. El primer caso en Huracán se dio el 11 de septiembre de ese año, cuando el técnico Néstor “Pipo” Rossi decidió el ingreso desde el inicio del segundo tiempo de Araquem de Melo, en lugar de Jorge Davino.
Lo curioso es, que al concederse las modificaciones se dio pie a que los jugadores que no tenían espacio puedan integrar el equipo. O al menos darse a ver hasta que el técnico decida incorporarlo entre los once principales.
Pero no todo camino fue de rosas. Hubo otros jugadores que por un motivo o por otro salieron con Huracán al césped y se sentaron junto al técnico, pero nunca entraron a la cancha.
Los casos pueden dividirse en dos: los que provenían de inferiores y que no llegaron al primer equipo. Y los que tampoco lo hicieron pero fueron comprados a otros clubes.
El primer caso que se ha dado fue el de Carlos Pucheta, que integró el equipo de 1970 pero no pudo entrar. A él le siguieron otros dos jóvenes de inferiores que estuvieron en el plantel del Nacional de 1971 y apenas llegaron a ocupar el banco: Rubén Marchiano y Rubén Pampillón.
El primer caso que se dio de una adquisición y que esta no pudiese jugar fue la de Rogelio Poncini, defensor de Newell’s Old Boys a quien Menotti ya conocía por haberlo dirigido. Poncini ocupó el banco en todo 1972 y tal fue el contacto con Menotti que el jugador se convirtió por décadas en su ayudante de campo.
Más adelante llegaron otros jóvenes provenientes de las divisiones inferiores. El primero fue Ricardo Rodríguez, que estuvo en 1973 y fue campeón sin haber dado un solo paso dentro del rectángulo principal. Luego le siguió Julio Aguiar, que estuvo durante 1974.
Para 1975 se hizo el Globito del concurso de un arquero proveniente de Boca Juniors, que fue suplente y nunca atajó. Su nombre era Héctor Buitrago y estuvo en 1974 y 1975. Siguió carrera en Sarmiento de Junín y Temperley, donde le fue mejor. Otro arquero con un destino similar fue Antonio Balbiano, que llegó en 1976 desde la Liga de Chacabuco para ser suplente y no atajar. Balbiano pasó a jugar en Estudiantes de Caseros y regresó al Globito en 1978, donde siguió ocupando el banco. Su carrera la siguió en Talleres de Remedios de Escalada y en Deportivo Morón.
Después aparecieron varios jóvenes de inferiores, sobre todo en las proximidades del Mundial de Argentina ‘78. En 1976 aparece en el banco Asdrúbal Alberto Genaro, que dura hasta 1977. Justamente ese año surgen otros valores como Ludovico Cammi, Héctor Campelo, Jorge Castillo, Néstor Felipe y otros dos muchachos llegados de afuera: Jorge Guerrero desde Vélez Sarsfield y Mario Loriente de Yupanqui.
Hasta aquí la lista de los primeros huracanenses que llegaron a integrar el banco de suplentes pero nunca entraron y merecían al menos que sus nombres aparezcan en una nota. Porque ellos quedaron en la puerta… pero del lado de adentro.